Se anunciaba una corrida concurso, una rivalidad ganadera en el 'prime time' taurino del domingo. Sin Motos ni Broncanos. Otros encastes. Entre todos, una sangre que regaba una figura quijotesca y de brava zocata. No le den más vueltas: el verdadero triunfador del 15-S, de un concurso con un juego 'fake' de las tres en raya, atendía al nombre de Rafael de Julia. Torerísimo de principio a fin, con el poso que da la vida, pese a la década sin anunciarse en la Monumental. Pisó el director de lidia el sitio de la categoría, el terreno donde los toros embisten, el lugar donde ruge Madrid. Todo envuelto en el clasicismo que no atiende a modas, ese que cala en pueblos y capitales, en los conectados por 'tallesas' y en las de trenes demorados. De Julia dejó escrito que está para subirse a la furgoneta venteña y en las cercanías del otoño encendió la luz de su izquierda, potenciando un lote con los pitones zurdos de mayor argumento.A la puerta de chiqueros se marchó para recibir al primero, una serísima belleza de Concha y Sierra, con una estampa para inmortalizar y admirar. Se adivinó pronto su calidad, así como su contado empuje. Qué ritmo sostuvo en el quite a la verónica de Ángel Sánchez, con una suavidad sin eco. Se le arrancó Granadino a De Julia antes del brindis y toreramente improvisó unos ayudados por bajo. Obedecía este 75 a babor y estribor -¡qué velas!-, pero era el zurdo el de la clase, que la lucía desde antes de llegar al embroque, aunque luego le faltaba ese pasito de más. Fue suficiente para que el de Torrejón, bien colocado, dibujase naturales cadenciosos, rematados en el río de la pureza. Hubo algunos a cámara lenta y broches de arena barrida con oles desatados. Todo con una expresión que cautivaba, fluyendo con naturalidad y con la retina sorprendida por lo diferente. Lástima que su bonita faena tuviese de final una estocada tan fea. Saludó el torero y fue ovacionado el toro.Noticia Relacionada FERIA DE SALAMANCA estandar No Toreo grande en La Glorieta de tres toreros en plena sazón Alicia P. Velarde Perera y Borja Jiménez salen a hombros, mientras que Emilio de Justo, con el peor lote, sólo pudo evidenciar su gran momentoEl acero impidió que cuajara la petición en el cuarto, un ejemplar de Castillejo de Huebra de buen fondo y un pitón izquierdo para recrearse. Como haría De Julia, muy centrado, imprimiendo profundidad y gusto, a pesar de que no brotase todo con la limpieza deseada; tal vez porque, aunque el toreo no se olvida, la sutilidad del tacto necesita del día a día para afianzarse. Más allá de algún enganchón, dio una imagen extraordinaria y despertó el interés del aficionado de querer verlo más. Con una vuelta al ruedo y aplausos para Junerón -elegido el mejor-, se cerró este ilusionante capítulo. Con sabor. Madrid Monumental de las Ventas. Domingo, 15 de septiembre de 2024. 7.654 espectadores, según datos de Plaza 1. Corrida concurso con toros de Concha y Sierra (1º), ovacionado; Palha (2º), pitado; Partido de Resina (3º), aplaudido; Castillejo de Huebra (4º), ovacionado; Pedraza de Yeltes (5º), algunos pitos, y Salvador Gavira García (6º); silenciado; destacaron 1º y 4º. Rafael de Julia, de grana y oro: estocada trasera y tendida con travesía (saludos); estocada caída (petición y vuelta ala ruedo). Ángel Sánchez, de lila y oro: estocada enhebrada y pinchazo hondo (silencio tras aviso); estocada trasera tendida (leves palmitas). Amor Rodríguez, de teja y oro: media delantera y varios descabellos (tres avisos y pitos); múltiples pinchazos (pitos tras dos avisos). Premios: mejor toro, Castillejo; mejor picador, David Prados; mejor subalterno, Andrés Revuelta.De llevar el segundo otro hierro, las palmas de tango hubiesen llegado a Manuel Becerra. Pero era de Palha, tan alejado de la bravura. Como lo estaría el inmenso Pedraza en una digna actuación de Ángel Sánchez. Un calvario pasó Amor Rodríguez, desconfiado con un Patido de Resina con más cuerpo que cara y mucha guasa. Tres avisos se anotó y al borde se quedó en un sexto de Gavira tan imponente como débil y protestado, por lo que no echaron cuentas de esa clase que asomó en su pitón... Izquierdo, cómo no.